¿Por qué el mero hecho de pensar en una granja de perros para el consumo humano nos da nauseas y vemos como un bien preciado la existencia de granjas de cerdos?
Ya se, usted estará pensando en varios motivos muy justificados por lo que esto ocurre, yo hacía lo mismo cuando era omnívoro y de alguna manera esos motivos me tranquilizaban, aunque, bien pensado, no necesitaba tranquilizarme por nada.
La simple formulación de la pregunta me inquietaba (¿por qué?), aunque, repito, no tenía porque inquietarme y concluía que, de hecho, no lo hacía. Veía esas preguntas como el eco de algo lejano y ajeno a mí, automatizaba mis respuestas y quizá no las analizaba.
Ya ningún motivo de los que pudiera en su día esgrimir me resulta válido, quizá sea ahora cuando este equivocado o no.
Les detallo alguno de mis motivos:
- Los perros son criaturas inteligentes y cercanas sentimentalmente a los humanos.
- Los perros demuestran sentimientos.
- ¿La carne de perro no es tan sabrosa? No lo se, no la he probado (¿podría ser este el motivo?).
- La humanidad siempre ha comido cerdo.
- etc. etc....
¿Coincidimos en alguno de los motivos?
Les invito a hacer un ejercicio y buscar las posibles incongruencias de cada uno de ellos, al fin y al cabo la historia de la humanidad se ha distinguido por replantearse cuestiones que parecían verdades como templos.
Si de verdad no encuentran fisuras en esos motivos o en los suyos, perfecto, pero plantéenselo, desde luego, si ha llegado leyendo hasta aquí y no me ha mandado al carajo en la tercera línea, ha demostrado usted ser una persona que sabe escuchar, enhorabuena, cada día son ustedes los menos.